Nació un 12 de diciembre de 1856, en Ceja de Bravo, Huimilpan al sur de la ciudad de Santiago de Querétaro. En marzo de 1861, durante la época de reforma obligo a la familia Velázquez Pedraza su traslado a Querétaro, donde se establecieron de manera  permanente, el pequeño José Guadalupe Velázquez, fue matriculado en la escuela particular del Prof. Luis Ruiz, que por ese tiempo se dice, era la mejor, pues ahí estudiaban los hijos de las mejores familias queretanas.

El niño Velázquez siguiendo su inclinación natural por la música, y secundando los deseos de su padre, comenzó por estudiar flauta con el maestro Francisco Moya. Al concluir sus estudios de primaria con un buen aprovechamiento, Don Eligio, su padre, lo inscribió en el Colegio Apostólico de la Santa Cruz de los Milagros, donde se inicio en los estudios de la lengua latina con el R. P. Rafael Guerra.

Lógico era que es ese lugar donde brotaran misioneros y evangelizadores, en pocos días sintiera el deseo en su alma de consagrar su vida a Dios al estilo de la hermandad de San Francisco, pero el niño José Guadalupe se dio cuenta  de que no era ese el camino que le tenía destinado Dios, por tal motivo a los pocos meses abandono el Colegio de la Santa Cruz de los Milagros.

Don Eligio y Doña Dolores sus padres, viendo la necesidad de una formación más solida y con método para José Guadalupe, pronto lo inscribieron en el Seminario Conciliar, ubicado en la Casa de los Perros, en la calle del Desdén, hoy Allende Sur. Este ingreso fue  el 15 de enero de 1863, quedando matriculado como alumno externo. En ese tiempo José daba servicio litúrgico como acolito en el Templo de la Santa Cruz, en el Seminario Conciliar recibe estudios en Filosofía, Teología pero también de Música con su Prof. D. Marcelo Hernández.

Con un promedio alto de calificaciones concluye sus estudios que lo preparaban para el sacerdocio en el año de 1878. Casi todo el tiempo de formación religiosa en el Seminario fue alumno externo, lo que le permitió estudiar Dibujo, Pintura y Artes, murió su padre Don Eligio el 31 de marzo de 1878, seis días después recibe el Diaconado, y fue maestro de cantores en la Santa Iglesia Catedral. Hasta el 12 de septiembre de 1886 fue ordenado Sacerdote en el Templo de Teresitas. El Sr. Obispo de Querétaro Don Rafael Sabas Camacho, defensor acérrimo de la música litúrgica, envía al P. José Guadalupe dos años después de su ordenación a Europa a las mejores escuelas de Música, llego a Nápoles el 7 de mayo de de 1888, en Europa estudio en grandes academias de Música y una de ellas fue Ratisbona, en Alemania.

El P. José Guadalupe regreso a Querétaro el 20 de mayo de 1890, se entrevista con el Obispo de Querétaro, Don Rafael Sabas Camacho y ambos inician la fundación de la primer Escuela de Música Sacra en México, el 18 de febrero de 1892 queda fundada la escuela de canto gregoriano y música sacra, hoy Conservatorio de Música Sacra de Querétaro, instalándose en la casa anexa al templo del Santo Nombre de Jesús, Teresitas.

El P. José Guadalupe queda al frente como director durante tres años hasta que tiene que partir a la Ciudad de México para estar a cargo de la música litúrgica de la coronación de Nuestra Señora  de Guadalupe en su Basílica. El P. José Guadalupe Velázquez, fue además de un magnifico músico y compositor,  un poeta nascitur. Durante la revolución mexicana fue detenido junto con 169 sacerdotes más en la ciudad de México y llevado al puerto de Veracruz para su destierro, pero por considerarse Gloria Nacional, fue liberado.

En el mes de septiembre de 1915, regresa a Querétaro con poca salud, el Sr. Obispo de Querétaro, Don Francisco Banegas, lo condecoro en el Teatro Iturbide, hoy, Teatro de la República, y le regalo una medalla de bronce. El 12 de enero de 1920 partió para la ciudad de México en busca de mejorar su salud, pero no regresaría a su tierra natal.

Fue un 17 de febrero de 1920 que el P. José Guadalupe Velázquez, entrego su alma al Creador. Fue sepultado en el panteón español, pasado el tiempo y una vez calmada la situación después de la reforma, la revolución y la guerra cristera, el Obispo de Querétaro, Don Francisco Banegas, hizo traer los restos mortales del P. Velázquez y fueron depositados en la Santa Iglesia Catedral.